El patrón técnico en el obrar del artista
Es importante recalcar, la importancia de un patrón técnico. La técnica brindara, contrariamente a lo que suele pensar, una mayor libertad a la hora de realizar una exposición. El realizador musical inconscientemente almacenará todo tipo de formas, técnicas y obras realizadas con anterioridad, siendo así este un reproductor inconsciente en innumerables patrones de conducta ya incorporados mediante la ejecución, audición, y expresión de diversas obras ya realizadas.
El punto sublime, es en el cual el artista logra utilizar todas estas herramientas, del tipo que sean, para lograr interpretar el sentimiento de la obra a realizar.
La técnica puede ser inclusive propia, profundizando patrones ya adquiridos y creando nuevos, inclusive hasta lograr un toque particular que distinguirá las experiencias que el mismo canalizará.
Sin embargo, se puede encontrar la persona, en la confusión de carecer de técnica, y creer que se encuentra en el extremo opuesto de otro artista, la técnica sin embargo es inherente al ser humano, ya sea desde agarrar un celular, mecer una silla, o simplemente cargar a un bebe. Todo este conocimiento práctico se encuentra inconscientemente visualizado por el entorno sociocultural, analizado, y ejecutado. Lo mismo sucede a nivel musical. Así como el propio sol simboliza luz y es asociado con lo puro, y bello, y la noche con la obscuridad y maldad, siendo ambos patrones naturales, los cuales ninguno posee mayor importancia que el otro, ya que la naturaleza se encuentra equilibrada en si misma; es el humano quien posee un sistema de creencias que lo centran en la utilización del patrón cultural de origen, y la reutilización de patrones culturales adquiridos a lo largo de su vida.
Existe un proceso físico por el cual se utilizan ciertas formas de ejecutar o realizar ciertas acciones, y este es generalmente para no poseer lo que se denominan “vicios musicales”, que a su vez generen dificultad en el obrar de la persona, hasta inclusive la propia “flagelación” al establecer un modo “incorrecto” en una postura ya sea ideológica o física, logrando así la herida al tocar el instrumento o ejecutar cierto tipo de obra. Lo mismo sucedería si un individuo posee la información que al manejar una luz roja en un semáforo significa avanzar.
Lo cierto es que el patrón cultural está condicionado por un pasado, sin embargo, el presente se elige. Las personas que acatan y constantemente utilizan ideas del pasado para realizar acciones en el presente se encuentran en la negación de la oportunidad de innovación, que es lo que en este libro se fomenta. Sin embargo, al innovar se debe comprender que se esta no solo poniendo en riesgo la persona en sí, incluyendo la exposición del propio “yo”, sino que también es importante saber que la única manera de progresar es realizando cosas fueras del patrón establecido. Este patrón puede ser en la conducta del propio individuo, en modo social, o en modo técnico.
La discusión sobre progreso, evolución, arte, vanguardia, es ampliamente discutible, pero sin duda todos estos conceptos encierran una necesidad de cambio. El cambio que se le está proponiendo a la persona y el profundizar en sí mismo para luego exportarlo al exterior.
Todo esto requiere evolución y autoaprendizaje por medio de la persona misma, en este libro simplemente se da cierto lenguaje simbólico a algo que realmente es un proceso mayor, y solo puede ser recorrido individualmente.